Blog (Bitácora, si se prefiere) del Padre (que lo es) Don Francisco de Paula Gálvez e Inchausti y algunos de los heterónimos que con él transitan: Pakito Grillo, El Profano, Bruno Jordán,, etc. Editado a trancas y barrancas, anárquica y aperiódicamente sin ánimo de ofender (o sí, quién sabe) ad maiorem gloriam de las cuatro (o ninguna) neuronas que le restan, o al menos así se supone por los menos entendidos, al escribidor que esto subscribe.

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miércoles, noviembre 14, 2012

EL HOMBRE MÁS FELIZ


   Llegó en noviembre, a tiempo justo de alegrarle al abuelo su cumpleaños, y ello duplicó la fiesta.
   Duraron poco las celebraciones: dos días… Y al quinceavo, como una losa, cayó un diagnóstico tan largo como ininteligible y, pronto lo supieron, terrible: hiperglicinemia no cetósica
   Comenzó entonces un rosario de advertencias de los facultativos: es inviable, no os ilusionéis, porque su máxima esperanza de vida son dos años y ello en unas condiciones calamitosas.
   Con tales augurios llegó a casa, tras cinco meses y pico hospitalizado en los que los acongojados padres hubieron de ser testigos de varias “paradas”. Pero el niño desahuciado no se rindió y gracias, sobre todo, a su madre, que con balanza de precisión y todo el cariño del mundo lo sacó adelante a costa de la salud propia, sorteó trabas que se suponían inexorables. Así llegó a ser el más longevo conocido hasta entonces (y hasta ahora) con esa metabolopatía congénita tan escasa que casi ni merece la pena investigar (salvo los benditos “locos” de Biología Molecular de la UAM y pocos más nadie se ocupa de ello)
   El niño que no iba a poder sostener ni la cabeza, anduvo a los cuatro años, reconocía a todo el mundo y reía y reía de un modo que congraciaba con la vida a los que en derredor estaban. No hablaba, pero se comunicaba fluidamente con su entorno y repartía cariño a diestro y siniestro, tanto que su padre decía de él que era un bebé gigante y ergonómico, pues cuando abrazaba lo hacía de tal manera que se te adaptaba como una prenda que nunca quisieras quitarte.
   Creció guapo y grande. Y, ajeno a los vaivenes del mundo y a las preocupaciones que atosigan al resto de los mortales, no paraba de repartir afecto como quien tira confetti a porfía… Y así hasta ahora…
   Hoy, 13 de noviembre, cumple Pakote sus primeros treinta años, y lo hace como lo que es: el hombre-niño más feliz del mundo.