Blog (Bitácora, si se prefiere) del Padre (que lo es) Don Francisco de Paula Gálvez e Inchausti y algunos de los heterónimos que con él transitan: Pakito Grillo, El Profano, Bruno Jordán,, etc. Editado a trancas y barrancas, anárquica y aperiódicamente sin ánimo de ofender (o sí, quién sabe) ad maiorem gloriam de las cuatro (o ninguna) neuronas que le restan, o al menos así se supone por los menos entendidos, al escribidor que esto subscribe.

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domingo, enero 22, 2012

DE FÁBULA

Si viviera Samaniego, sin duda disfrutaría como un enano con la tesitura actual, pues, contrariamente a lo que la gente pueda creer no era un adusto moralista, sino un avezado crítico ilustrado acorde con su época y poseedor de recovecos que una lectura pausada permitiría distinguir para encontrar en ellos su inquina contra el clero y el poder; incluso publicó un libro, editado creo por Akal hace unos treinta años, llamado "El Jardín de Venus", compuesto por fábulas eróticas escritas con un muy pinturero, más bien procaz, espíritu que le valió tener problemas con el Santo Oficio.
Imaginad que don Félix María (así se llamaba) viviese ahora y continuase con su afición a emular a Esopo, a Fedro o a Lafontaine en eso de componer fábulas con todo el animalario, fijándose en los fallos y defectos del siglo. Estaría en su salsa.
Tomemos como hilo argumental de una fábula la reacción del sr. Rajoy ante la Crisis: coloca al frente de la Economía de este sufrido país al sr. de Guindos, un broker (es decir un especulador financiero profesional) cuyo mayor mérito laboral es haber sido el máximo dirigente para Portugal y España de Lehman Brothers, entidad cuya quiebra precipitó la Crisis actual. Por decirlo de otra manera, ya que estamos de fábulas: don Mariano y doña Soraya han introducido a la zorra en el gallinero para que lo cuide, porque saben que es de fiar.
Ahora, si queréis, lo ponéis en verso.  

sábado, enero 21, 2012

MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA (Editorial para DRÍADE 6)

Ya lo dijo el que lo dijo, se aplicó la frase a todo tipo de situaciones relacionadas o no con la cultura del siglo pasado y redundaron en ello mediados los ochenta los de Golpes Bajos: corren malos tiempos para la lírica. Unas veces enunciada por agoreros profesionales, otras por hipocondríacos culturales, otras por diletantes y snobs ansiosos por solemnizar un tibio pesimismo de salón, siempre se ha asociado, traída o no a cuento, a momentos de crisis y carencias. Que ni pintada se nos trae, por tanto, ahora que vivimos la Madre de Todas las Crisis, una crisis que supera las cíclicas predichas por Adam Smith, Ricardo o Karl Marx para convertirse en estructural dejando al descubierto la falsedad del Sistema, la endeblez de los Poderes Públicos, que se han quitado la careta de servidores públicos para mostrarse como servidores de los mercados, y el bache de desigualdad entre la ínfima minoría y la infinita mayoría. Unos malos tiempos estos en que los avances sociales y culturales se ven sustituidos por los drásticos recortes impuestos por los que nunca rebajarán sus beneficios.

En verdad,nunca fueron buenos tiempos para la lírica. La mayoría de los grandes genios del pasado no amasaron fortuna alguna, dejando tal grata labor a los desoficiados herederos de sus derechos y royalties, y, salvo algunos éxitos comerciales, los artistas actuales vivos nunca han estado para lanzar cohetes. Si a ello añadimos la enemiga que determinados políticos tienen al mundo de la cultura, el cocktail está servido: los primeros recortes presupuestarios se harán sobre la Cultura, porque lo consideran un lujo que, como todo lo superfluo, ahora es por fin prescindible, y porque ya era hora de deshacerse de esa pandilla de parásitos críticos y gente de mal vivir que no para de pedir un cambio de orden. Se impone restringir déficit como sea, de forma indiscriminada y sin reparar en consecuencias, aunque no es lo mismo disminuir becas y subvenciones a la creación y a la investigación, cercenando los avances de los últimos decenios, que terminar con las faraónicas imbecilidades que tanto lucran a contratistas y políticos (eso no lo harán) y que han terminado vacías de contenido; por otra parte, se olvida que el mundo de la Cultura funciona en la Economía como sustento de miles de puestos de trabajo en constante peligro y como yacimiento de empleo en los sectores Secundario (i.e. Gráficas) y Terciario (Servicios), pero eso carece de importancia en este contexto globalizado que concede más realidad a un título volátil que a la fuerza real del trabajo o a la tangibilidad de un producto material.

Tal vez no tan malos como estos, pero siempre correrán malos tiempos para la lírica. Como hemos dicho siempre ha sido así y, quizás, ese sea el motor de muchos cambios, porque el hambre agudiza, dicen, el ingenio. La adversidad mueve al rebelde y desenmascara al perezoso y se olisquean vientos nuevos entre tanto pensamiento apolillado. Mientras alguien escriba, pinte, lea, piense, discuta, se indigne o, simplemente, se entretenga leyendo este intento de revista coral, seguirá la lírica gozando de buena salud, por malos que sean los tiempos.

Pongámonos, pues, líricos y a leer se ha dicho.

martes, enero 03, 2012

EL REINO DE LOS PALABROS O EL PATINAJE LINGÜÍSTICO (para Dríade)

Apostrofaba Don Alonso Quijano a Sancho Panza calificando a su escudero como prevaricador de la lengua, y es que éste, a más de tenerla muy suelta, la manejaba con tan poca puntería que cada dicho suyo valía poco más o menos que una patada al idioma, para solaz del lector y padecimiento del sufrido Quijote, impotente ante aquel dechado de burricie. Cada vez que Sancho intentaba hablar de lo que no sabía,incurría en una sarta de despropósitos que sacaban de quicio a su amo. En épocas más recientes, uno de los recursos más utilizados para resaltar su vis cómica por el inefable (también hizo el papel de Sancho en un más que libre “Quijote”) Mario Moreno·”Cantinflas” era el mismo: transmutar las palabras, a sabiendas de que el espectador conocía el estado original de tales vocablos, provocando así cierto paralelismo con Sancho y la sensación de que se expresaba de forma llana y popular con los errores lógicos que se podrían cometer con ciertas terminologías.

El caso es que el patinaje lingüístico es tan viejo como el propio idioma. Baste pasear la vista por un registro civil o parroquial para notar que hablamos y escribimos de oído y somos muy poco aficionados a la lectura: hasta hace relativamente poco el apellido de una familia podía, en dos generaciones, cambiar de grafía según el oído o la buena o mala letra del escribiente de turno. Qué no decir entonces del lenguaje cotidiano, abandonado a su suerte.

Vivimos una era de grandes cambios que debemos asimilar, pero el riesgo de atragantamiento es grande. De una parte las nuevas tecnologías (bienvenidas sean) nos permiten una comunicación y, por tanto, una información más rápida y plural; pero no sustituyen al conocimiento, son sólo una ayuda; tampoco sustituyen al lenguaje,del que necesitan y al que incorporan nuevos conceptos y términos que sin duda lo enriquecen en los casos, pocos, en que éste no tenga recursos para definir tales conceptos (sin necesidad de  practicar el papanatismo imperante del gerundio inglés que nos hace añadir “ing” a todo) haciendo del idioma un ente vivo, pero en ocasiones de difícil digestión por el común de los profanos en la materia de que se trate.

De otra parte, los avances en la información, sin embargo, no se compadecen con los no producidos en la formación, lo cual hace que aquella sea en muchos casos difícilmente asimilable por la inmensa mayoría de los españolitos. Las disciplinas académicas relacionadas con la Lengua están en franca decadencia y poca gente es ya capaz de seguir el rastro etimológico más sencillo de cualquier palabra (latín, árabe o griego son para nosotros entelequias lejanas y no el origen de lo que hablamos). Pero eso no importa !Quién dijo miedo¡ Nos tiramos a la piscina para discutir sobre cuestiones de salud, por ejemplo, sin la más pajolera idea ignorando que, tal vez, con cuatro nociones aprendidas cuando debíamos entenderíamos mejor los términos abstrusos con que el médico nos ha regalado. Sin haber aún superado, por hacer un símil, las primeras lecciones de solfeo nos lanzamos a la sala de conciertos a demostrar nuestro virtuosismo, y el resultado es una sopa de palabros que sólo convence a quien tenga el cerebro tan licuado como nosotros. Las ansias de hacer ver que dominamos cualquier tema nos pueden.... Y nos pierden en la pista de patinaje.

Una de mis ocupaciones, dentro de una larga y variada vida laboral, fue la de telefonista en un gran hospital de Madrid, de cuyo nombre sí me acuerdo con cariño pero no mencionaré. El abanico de sensaciones en tal situación puede llegar a ser infinito, pues la gente vuelca en el teléfono más de lo que se pueda llegar a creer. Habría para escribir un culebrón televisivo al respecto, pero a mí sólo se me ocurrió por aquel entonces ir anotando diligentemente los palabros escuchados -llegué a reunir unos cientos- e intentar explicarme las razones de tal fenómeno. Después he seguido con la extraña afición y de vez en cuando, releyendo, paso ratos divertidos o muerto de vergüenza ajena, según el ánimo, pues, aun habiendo anécdotas de mucha risión, otras sólo provocarían conmiseración.

Llamó una noche un hombre muy nervioso pidiendo le pasáramos con Urgencias de Madres, pues su mujer había ingresado con un embarazo adulterino (por extrauterino); cualquiera hubiera pasado al azarado caballero con trauma para que le rebajasen peso de la cabeza. Otro caso: a media mañana, una señora, muy aseñorada compareció en centralita para que le pusiésemos un “busca” a determinado ginecólogo, pues quería saber el resultado de un disfrute vaginal (frotis vaginal) que le había sido realizado la semana anterior; huelga definir la cara que se le quedó a la compañera y sus dudas sobre la moralidad del galeno en cuestión. Si uno padece algún tipo de dolencia en las vías altas respiratorias, lo normal es que acuda al Otorrino-Laringólogo, Otorrino por abreviar, pero no al Doctor Rino o al Doctor Orl, aunque esto último tal vez esté provocado por el rótulo abreviado de la consulta. Y es que con las especialidades médicas hay una mina: Maxilofacial se puede convertir en Masticofacial, aunque por lo menos esta tiene algo que ver, Máximofacial o Máxiloespacial; Neurocirugía se convierte en Anurocirugía ¿Cirugía de Ranas? ¿le paso a Animalario?; Anatomía Patológica deviene en Autonomía Patológica, Litotricia en Nutotricia, Oncología en Antología o en Arqueología, la planta de Coronarias en Urinarias y así hasta no terminar. Las técnicas no se salvan de la quema. Así una cesárea terminará siendo una necesaria o hasta una autopsia (sic), habrá a quien le practiquen un escarnio o un descarne (scanner) del celebro (cerebro) y la anestesia será Anastasia, poniéndole nombre como quien está ya familiarizado con ella, o atanasia, como si fuera inmortal; o habrá a quien le tengan que poner una cédula o célula (férula) para inmovilizar su brazo roto, no sin antes haberle suministrado una cláusula (cápsula) para el dolor. Y si hablamos de dolor y enfermedades no podemos olvidar uno de los más atroces, que es el que produce el cólico frenético o nefertítico (nefrítico), casi igualado con los padecimientos de calumnia (columna), sobre todo en las verticales (cervicales) y la desastrosis (artrosis), sobre todo si tienes los huesos descalificados o desclasificados (descalcificados). Hay cosas que duelen menos, pero son molestas, como las relacionadas con los ojos, pero esas las solucionas con un delirio (colirio), o como la postdata (próstata), que comienza a dar guerra de mayor, aunque ya no importa, porque a esas edades se es imponente u omnipresente (impotente)y esméril (estéril), se está para pocos trotes y aparecen otros descosidos como las piedras en la versícula (vesícula), que a veces tienen que estripar (extirpar), o la diabetis (diabetes), que provoca a los diuréticos (diabéticos) problemas en la vista como tataratas (cataratas) y en la alimentación, no pudiéndose comer siquiera una buena ceremonia (macedonia) de frutas con almíbar y viéndose obligados a ponerse la diócesis (dosis) diaria de ursulina (insulina) como si fueran drogaditos (drogadictos) de esos que se mueren por ahí de una dobledosis (sobredosis).

No es esta enumeración el resultado del consumo de psicotrópicos, ni una broma de mal gusto del chistosillo pelmazo de guardia; está basada en experiencias reales y sólo expone una mínima porción de lo recolectado en aquel hospital; no es, ni pretende serlo, una recopilación exhaustiva. Desde entonces, sigo anotando, como hacía Correas con los refranes, lo que oigo y lo que mis amigos me refieren. Y sigo preguntándome qué nos mueve a utilizar términos que desconocemos, en vez de expresarnos con lo que tenemos a mano. En el caso de la centralita, algunos daban explicaciones no pedidas por un mero telefonista y, cómo no, patinaban; otros arrastran vicios lingüísticos y malformaciones que se convierten en verdaderos localismos (aquí he llegado a escuchar a una enfermera decir mallugado por magullado) difíciles de erradicar; por otra parte, la casta médica no ha ayudado mucho a fomentar la pureza del lenguaje, comenzando por sus ilegibles garabatos.

Pues ya que en todas partes cuecen habas, en otra ocasión me encargaré de traer palabros relacionados con otros ambientes, como el mundo de la cultura. Mientras tanto, entreténganse escuchando a los enteradillos en las barras de los bares y en los corrillos y a esas señoras que parecen enciclopedias médicas de bolsillo. Seguro que consiguen una lista más nutrida que la mía.