Blog (Bitácora, si se prefiere) del Padre (que lo es) Don Francisco de Paula Gálvez e Inchausti y algunos de los heterónimos que con él transitan: Pakito Grillo, El Profano, Bruno Jordán,, etc. Editado a trancas y barrancas, anárquica y aperiódicamente sin ánimo de ofender (o sí, quién sabe) ad maiorem gloriam de las cuatro (o ninguna) neuronas que le restan, o al menos así se supone por los menos entendidos, al escribidor que esto subscribe.

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miércoles, noviembre 09, 2005

AL FIN

Al fin, tenían razón los de las Azores. Y cuando alguien tiene la razón hay que dársela, mire usté por dónde. Uno se pensaba que lo de las armas químico-biológicas de destrucción másiva consistían en los sudados calcetines de un inspector de hacienda bajito colocando sus pinreles, entre risas insulsas, en la mesa del rancho del monstruo de las galletas (tanto "de" me marea tanto o más que la nefanda imagen) e imitando el tex-mex en plan ópera bufa o zarzuela gringo-escurialense.
Pues no. Me equivocaba. En Irak había armas químicas. Sí. Las que llevó, y tiró, Bush.
Pero no hay que preocuparse, porque, humanitariamente, el nuevo napaln (prohibido por la Convención de Ignorantes de Ginebra) sólo sirve para iluminar el camino a la democracia a los reacios irakíes. En el fondo, OBush es un misionero que les facilita el camino hacia Dios (exterminándolos). No hemos sabido apreciar su infinito amor hacia la humanidad (¿o era el petróleo?).
Es más, en Irak hay cárceles secretas y tortura y asesinatos. Estamos en buenas manos porque todo se hace en pro de los derechos humanos (de los inquilinos de la casa más blanca).
Los daños colaterales y las conculcaciones de derechos son necesarios para que duerman tranquilos nuestros dueños.
¿Criminales de guerra? ¿De qué guerra si esto es una lucha con medios alternativos contra el terrorismo?
A mi me da terror, pero de verdad.