Y digo bien: me deshago, Era ya demasiado tiempo varado, con otros proyectos en mente y papel esperando allanar la traba que les impedía avanzar. Había que cerrar una etapa y, si no olvidar, dejar de darle vueltas.
El resultado del cierre es agridulce. De una parte, la publicación debería ser un gozoso parto, pero por otra, las refriegas con la imprenta dejan extenuado y descontento a cualquiera. En mi caso he chocado con el peculiar hacer de la Imprenta de la Diputación de Badajoz, que tiene curiosas formas de inutilizar el esfuerzo ajeno: por ejemplo !no pone nada en el lomo de sus publicaciones¡. Semejante desaguisado confiere a cualquier libro la categoría de cuadernillo. Además, es su costumbre el negarse a tramitar el ISBN, quedándose en el Depósito Legal como única fe de la publicación.
De todas formas, ahí está. Ya parió la burra.
El siguiente, mejor.