Habida cuenta de mi silencio -la vida te bloquea física y mentalmente de vez en cuando, y a veces de forma irreversible- en los últimos tiempos, debo manifestar que sigo vivo, y más que nunca. La escuela del dolor es la que más enseña a los que no somos masocas, y me ha tocado doctorarme.
Tal vez el peor efecto de lo que ha ido aconteciendo haya sido el que me sea imposible escribir una maldita línea, lo cual, tras mi voluntario ostracismo de casi ya dos lustros, me corta la única línea que me unía con el mundo social-real.
Pero al rescate viene mi congénere Borja, que engrasa las pocas neuronas que el etilismo y las desilusiones me han dejado vivas.
Su Bitácora, NEPIONADAS, es oxígeno para los pocos que conserven un mínimo, al menos, de mente crítica y de chacota suficiente para aguantar todo esto. Lo último, A PICAR PIEDRA, es antologizable. Por otra parte, leer su horroróscopo semanal, el de ANAÏS DEL FOSS, aclara muchas de las cosas que se ven venir
Los psicólogos me han prohibido el sarcasmo, pero sólo gente con un humor parecido al mío puede salvar mis conexiones neurológicas. ¿O es que nos vamos a resignar a morancos, arrocetes-pinochetes, berlusconis-acebes-percebes, laterosibilantesrajoys, blanconuclearpesoes, etc.? Para eso, mejor el Circo del Sol o mi amigo Nepión , porque hay reductos en los que la inteligencia aún dice algo.
Volveré, lo aseguro, dentro de poco a daros el cognazo. Mientras tanto, os sugiero que disfrutéis de mi congénere.
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