Escuchando a Satie, la Gymnopédie y la Gnossienne, vuelvo a la tranquilidad que me ha faltado últimamente; dejo de ser el borrachito que se cae por las esquinas llorando incomprensiones y asumo que tengo veintiún libros al retortero, sin acabar. Los conté ayer. El descanso del piano pausado con tintes de falsa improvisación me recuerda (más bien debiera ser al revés, pues Satie es muy anterior) a Keith Jarret en su concierto de Colonia. La música río,fluyente y a la vez envolvente, me rescata de la turbidez vital en que habito y me devuelve a aguas limpias. Lo que queda de mí se esponja y crece. Y, una vez más, retorno a decir qué bonita es esta mierda de vida.
Curate ut valeatis
Blog (Bitácora, si se prefiere) del Padre (que lo es) Don Francisco de Paula Gálvez e Inchausti y algunos de los heterónimos que con él transitan: Pakito Grillo, El Profano, Bruno Jordán,, etc. Editado a trancas y barrancas, anárquica y aperiódicamente sin ánimo de ofender (o sí, quién sabe) ad maiorem gloriam de las cuatro (o ninguna) neuronas que le restan, o al menos así se supone por los menos entendidos, al escribidor que esto subscribe.
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domingo, agosto 23, 2009
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